Descarta miedos al cocinar y disfrutar de la cocina

Deja a un lado miedos al cocinar y disfruta haciéndolo

Octubre es el mes del miedo por excelencia. Con la llegada de Halloween, las calabazas, los disfraces y las historias de terror toman protagonismo. Pero más allá de los fantasmas y las brujas, hay otros miedos mucho más reales que muchas personas enfrentan en su día a día… ¡como el miedo a cocinar!

Sí, aunque pueda parecer curioso, a muchas personas la cocina les produce auténtico respeto (a veces, incluso ansiedad). Puede ser el temor a que una receta salga mal, pero también esa sensación de inseguridad, de no saber por dónde empezar o de pensar que “no se me da bien”. Al fin y al cabo, igual que en las películas de Halloween, estos miedos pueden parecer enormes en la cabeza, pero se disuelven cuando aparece la luz… o, en este caso, cuando se encienden los fogones.

Así que este mes es perfecto para hablar de ellos: de esos pequeños miedos culinarios que todos hemos sentido alguna vez y de cómo superarlos para disfrutar realmente del acto de cocinar.

Por qué surgen miedos al cocinar

Cocinar es sin duda algo cotidiano; por eso, a veces, se pasa por alto lo que implica: tomar decisiones, medir tiempos, elegir ingredientes o improvisar cuando algo no sale como se espera. Todo eso puede generar inseguridad, sobre todo cuando no se tiene experiencia o confianza en la cocina.

En el campo de la psicología incluso existe un término para definir ese temor: mageirocofobia, el miedo a cocinar. Y aunque suene extremo, lo cierto es que es más común de lo que parece. Algunas de las razones más habituales son:

  • Expectativas altas: las redes sociales, como en otras facetas, no ayudan… y están llenas de platos perfectos que hacen pensar que solo los “buenos cocineros” pueden lograr resultados así.
  • Falta de práctica: el miedo al error aparece cuando no se tiene todavía la experiencia de fallar… y volver a intentarlo
  • Presión externa: cocinar para otros puede implicar el miedo a ser juzgado
  • Uso de ingredientes o técnicas desconocidas: lo nuevo puede generar inseguridad

Es importante cambiar la forma en que se interpreta la cocina; ya que cocinar no es un examen, es una oportunidad de aprender, cuidar(se) y disfrutar.

Claves prácticas para superar los miedos al cocinar

4 claves que pueden ayudar para superar estos miedos en la cocina:

  1. Empezar simple, eligiendo recetas sencillas, con pocos ingredientes y pasos fáciles de seguir. Cada plato que sale bien refuerza la confianza y hace que el siguiente reto parezca más asequible.
  2. Preparar el entorno, organizando los ingredientes antes de empezar (el clásico mise en place) y asegurandose de tener todo a mano. Cocinar con calma y sin prisas es una de las mejores formas de reducir la ansiedad.
  3. Cambiar el foco del resultado al proceso, ya que no todo se trata de lograr un plato perfecto: cocinar también es disfrutar del olor, del color, del sonido de una sartén. Cuando hay concentración en el proceso, la presión disminuye.
  4. Usar ingredientes aliados siempre conseguirá que cocinar se vuelva mucho más fácil. En esto tienen mucho que decir las legumbres, a veces grandes desconocidas pero, sin duda, una apuesta segura:
    • Se preparan sin complicaciones.
    • Ofrecen una base nutritiva y completa.
    • Combinan con infinidad de recetas.

Además, al ser alimentos muy versátiles, permiten experimentar sin miedo: ensaladas templadas, cremas, guisos suaves o salteados. Difícil que algo salga mal con ellas.

Cómo convertir la cocina en un hábito sin miedo

La práctica y la actitud tienen mucho que decir en esto de superar el miedo a cocinar; en definitiva, paciencia y una nueva forma de mirar la cocina, alejada de entenderla como una obligación o un examen y sí dándole la oportunidad de convertirse en un espacio personal en el que cuidarse, expresarse y reconectar con lo cotidiano.

Una buena manera de empezar es reducir la autoexigencia. La cocina no es una competición ni una demostración de habilidades: es una oportunidad diaria para experimentar y conocerse mejor. Aceptar que habrá errores —y que forman parte del aprendizaje— es fundamental para avanzar con naturalidad.

También ayuda mucho crear un entorno emocional positivo: cocinar con buena luz, música o incluso una compañía agradable puede convertir el momento en algo que se espere con ganas. No se trata solo de lo que se prepara, sino de cómo se hace y lo que se siente mientras se hace.

Otra estrategia útil es planificar pequeñas metas realistas: preparar un plato nuevo cada semana, probar una legumbre diferente o dominar una técnica sencilla. Esa progresión constante genera confianza y hace que el miedo desaparezca sin que apenas uno se dé cuenta.

Y, finalmente, conviene recordar que cocinar es una forma de autocuidado. Comer lo que uno mismo ha preparado conecta con el esfuerzo y la satisfacción personal.

Halloween nos recuerda que los miedos son parte de la vida, pero también que pueden ser divertidos si los afrontamos con humor y curiosidad. Lo mismo sucede con los miedos al cocinar: una vez que te atreves a empezar, es muy posible que descubras que detrás del temor solo había ganas de aprender.