Nuevos propósitos en septiembre: alternativas al gimnasio y cómo cuidarte mejor

Septiembre es, para muchos, el verdadero inicio del año. Tras el verano, con la vuelta al trabajo, al colegio y a la rutina, surgen nuevos objetivos que motivan a cuidarse más. No es casualidad que los propósitos en septiembre se repitan de manera casi ritual: comer mejor, retomar la actividad física, organizarse mejor… Y entre ellos, ¡por supuesto!, el clásico de apuntarse al gimnasio.

El problema es que este propósito, aunque bienintencionado, a menudo se queda en el camino. Las expectativas poco realistas, la falta de tiempo o la ausencia de motivación hacen que la asistencia al gimnasio disminuya con las semanas. Pero lo cierto es que el bienestar no depende exclusivamente de máquinas y pesas: hay muchas formas de mantenerse activo y saludable, igual de válidas, divertidas y, lo más importante en este caso, sostenibles a largo plazo.

Por qué septiembre es el mes de los nuevos comienzos

Al terminar el verano, buscamos recuperar el equilibrio y organizar el día a día. Ese impulso de renovación convierte a septiembre en un momento perfecto para introducir hábitos que ayuden a sentirnos mejor. Entre los más comunes están retomar la práctica deportiva, ya sea con la intención de perder esos kilos que habitualmente se ganan en vacaciones o para conseguir, por fin, incorporar este hábito saludable en nuestra rutina… Sin embargo, para que los propósitos en septiembre no se queden en simples intenciones, es importante que sean realistas y que se puedan mantener en el tiempo.

Por ello, lo esencial no es la intensidad inicial, sino la constancia. Y esa constancia se logra cuando a la hora de elegir la actividad se tiene en cuenta no solo el resultado que se quiere conseguir, si no también aquello que se disfruta y que encajan con la rutina. De otra manera, quedará abocado a sentirse como una obligación…

Alternativas al gimnasio: moverse de otras formas es posible

El gimnasio puede ser una muy buena opción para algunos, pero no es la única ni necesariamente la mejor para todos. Existen alternativas que pueden ofrecer los mismos beneficios del ejercicio físico y que resultan más atractivas y motivadoras para muchas personas. Algunos ejemplos pueden ser:

  • Baile: o el movimiento convertido en diversión. Además de mejorar la coordinación y quemar calorías, es un excelente ejercicio cardiovascular que reduce el estrés gracias a la música. Está especialmente indicado para quienes buscan un ejercicio social y dinámico, ya que se puede practicar en grupo y no requiere experiencia previa. Para muchas personas es incluso más motivador que una rutina de cardio en el gimnasio.
  • Yoga: ideal para combinar fuerza, flexibilidad y bienestar emocional. El yoga trabaja la respiración y el control corporal, reduciendo la ansiedad y mejorando la postura. Resulta perfecto para quienes pasan muchas horas sentados frente a un ordenador, personas que buscan relajación o quienes desean un entrenamiento más suave pero igualmente eficaz. Aporta beneficios comparables al gimnasio en cuanto a tono muscular, con el añadido del equilibrio mental.
  • Pádel: un deporte social y dinámico que engancha por su componente lúdico, al tiempo que mejora la agilidad y la resistencia cardiovascular. Es ideal para quienes buscan un deporte en pareja o en grupo, con un componente competitivo pero accesible. A diferencia del gimnasio, aporta la motivación de compartir el esfuerzo con otras personas y convierte el ejercicio en un plan social.
  • Senderismo: caminar en entornos naturales aporta beneficios físicos, como mejorar la capacidad aeróbica, y un gran efecto relajante al conectar con la naturaleza. Es perfecto para todas las edades, desde familias con niños hasta personas mayores que buscan mantenerse activas. Al combinar ejercicio con aire libre, resulta tan beneficioso para la salud mental como para la física.
  • Marcha nórdica: caminar con bastones multiplica el trabajo físico, implicando tren superior e inferior, y es apta para todas las edades y niveles de forma física. Está especialmente indicada para quienes buscan una actividad de bajo impacto, pero con beneficios similares al entrenamiento en máquinas del gimnasio. Además, es ideal para rehabilitaciones o para personas que quieren mejorar su postura y equilibrio.
  • Natación: aunque más conocida, muchas veces no se valora como merece. La natación es un ejercicio completo que fortalece todos los grupos musculares, mejora la capacidad pulmonar y protege las articulaciones al ser una actividad de bajo impacto. Es ideal para quienes tienen problemas articulares, sobrepeso o buscan una forma de ejercitarse sin riesgo de lesiones. En comparación con el gimnasio, ofrece un trabajo más global y suave para el cuerpo.

La clave está en elegir la actividad que más se ajuste a la personalidad, ritmo de vida y necesidades físicas de cada uno, sin dejarse llevar por modas y sin  imponerse un objetivo poco realista. Se trata de encontrar una manera de moverse que resulte agradable y sostenible en el tiempo.

Alimentación y ejercicio, siempre inseparables

Adoptar hábitos de ejercicio físico en septiembre solo tiene sentido si se acompaña de una alimentación adecuada. El cuerpo necesita energía para rendir y nutrientes para recuperarse, y esa combinación es la que permite que los nuevos propósitos no se queden a medias.

Seguir las bases de la dieta mediterránea es un buen punto de partida: frutas y verduras variadas, cereales integrales, legumbres, frutos secos y pescado azul, entre otros. Esta sinergia entre ejercicio y alimentación es lo que realmente va a marcar la diferencia a medio y largo plazo.

Las legumbres, en particular, juegan un papel clave en este binomio. Son ricas en proteínas vegetales, fundamentales para la reparación y el mantenimiento muscular, y aportan hidratos de carbono complejos, que liberan energía de forma sostenida, evitando picos y caídas de rendimiento. Además, su contenido en minerales como hierro, magnesio y zinc contribuye a reducir la fatiga y mejorar la concentración, aspectos muy necesarios cuando se inicia una nueva rutina en septiembre.

Lo mejor es que son un alimento versátil y accesible: se adaptan a infinidad de recetas y permiten variar menús sin esfuerzo, desde platos más tradicionales hasta combinaciones modernas. Así, resultan aliados perfectos para mantener la constancia, tanto en el deporte como en la alimentación.

 

Puede que septiembre sea la ocasión perfecta para replantearse hábitos y marcar nuevos propósitos… pero solo siempre que se haga la mirada puesta en la constancia y el bienestar a largo plazo. No se trata de alcanzar metas imposibles ni de asociar una buena rutina de actividad física únicamente con el gimnasio, sino de descubrir formas variadas de mantenerse activo y de acompañarlas con una alimentación equilibrada.