Este garbanzo es capaz de poner de tiros largos las recetas más sencillas. Delicioso con pocos o muchos ingredientes, una vez cocido es tan tierno y suave como el que más, y conserva una pinta de lo más apetitosa.

Este garbanzo, pequeño y redondito tiene una piel fina que no se desprende al cocer. Por eso tiene una pinta increíble en cualquier receta, caliente o fría. Y es tan rico como bonito. Casi nada.

Es blanco, es tierno, es delicioso. Y es sanísimo: tiene un excelente poder nutritivo, muy rico en proteínas. Queda claro que no es un capricho que se haya convertido en el favorito de muchas cucharas, y de muchos tenedores.

Este garbanzo tiene un aspecto muy característico por su gran tamaño, su forma alargada y su exterior arrugado ya antes del remojo. Un exterior con personalidad que es un adelanto de lo que viene después: textura sorprendentemente suave y riquísimo sabor.