Cada 10 de febrero se celebra el Día Mundial de las legumbres, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), como una oportunidad de sensibilización ante las enormes posibilidades que encierran estas semillas de cara a la transformación de los sistemas agroalimentarios y, también, en el enriquecimiento de una dieta saludable y sostenible.
Origen del Día Mundial de las Legumbres
2016 fue el año en que se marcó un antes y un después. Ese año fue proclamado como ‘Año Internacional de las Legumbres’ desde la FAO, como una forma de reconocimiento a estos alimentos y su potencial de contribuir al cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El lema que coordinó todas las acciones asociadas durante ese año fue “semillas nutritivas para un futuro sostenible” y quería hacer hincapié en el hecho de que, a pesar de ser evidentes los grandes beneficios de estos alimentos, tanto de un punto de vista nutritivo como desde el de su producción, su valor nutricional todavía no está lo suficientemente reconocido y, por tanto, su infravalora su cultivo y producción.
Fruto del éxito de este Año Internacional, se estableció la fecha del 10 de febrero como el Día Mundial de las Legumbres, en la que FAO trabaja cada año buscando la ayuda y apoyo de gobiernos, el sector privado y asociaciones de la sociedad civil.
Importancia de las legumbres
No es la primera vez que hacemos referencias -y probablemente no será la última- a los claros beneficios que aportan estos súper alimentos desde una perspectiva nutricional y saludable. Sin embargo, la importancia de las legumbres trasciende estos ámbitos, de forma que el Día Mundial de las Legumbres también pone el foco en el papel fundamental que recae sobre ellas desde el punto de vista de la consecución de unos sistemas de cultivo y producción más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles. ¿Por qué?
Porque desde la perspectiva del cambio climático, se sabe que las legumbres son inteligentes respecto al clima; es decir, tienen la capacidad de adaptarse a ese cambio climático que ya se está manifestando, a la vez que pueden mitigar sus efectos. Por ejemplo, con su extraordinaria cualidad de ser capaces de fijar el nitrógeno de la atmósfera y proporcionárselo al suelo, contribuyendo a reducir la necesidad de fertilizantes y transmitiendo a cultivos posteriores una tierra mejor preparada que optimizará los rendimientos.
Derivado precisamente de esto, se puede deducir que las legumbres mejoran la biodiversidad del suelo, al ayudar a aumentar la biomasa y la actividad microbiana del mismo. Pero, además, la propia familia de las legumbres presenta una altísima biodiversidad genética, que es una aliada natural para trabajar en la ordenación de suelos y cultivos, de cara, por ejemplo, al manejo de plagas en las explotaciones agrícolas.
Sin olvidar que las legumbres son protagonistas indiscutibles en la consecución de un gran objetivo: que todas las personas tengan en todo momento acceso a alimentos nutritivos. En un momento en donde el crecimiento constante y exponencial de la población mundial exige la adecuación sostenible de los cultivos y la producción agrícola, las legumbres de presentan como uno de los alimentos más completos a la hora de su producción en zonas difíciles (como en lugares de sequías reiteradas). Además de su facilidad de almacenamiento por largos períodos conservando aún así todo su potencial nutricional.
Por último, y desde un punto de vista de desarrollo económico, la FAO destaca cómo el cultivo de legumbres proporciona a nivel mundial empleo y oportunidades empresariales a sectores necesitados de impulso, como pueden ser el de las mujeres y jóvenes, especialmente de las zonas rurales.
Por todo ello, el lema de este año se condensa en “nutrir los suelos y a las personas”, intentando recoger ese recorrido circular en el que las legumbres tienen tanto que aportar.
Desde luego son unas cuantas buenas razones para unirnos a la celebración de este Día Mundial de las Legumbres, y contribuir con nuestro granito de arena a potenciar estos maravillosos alimentos como parte esencial de un sistema de producción alimentaria sostenible y base de una dieta completa y saludable.