Las claves para una dieta con alimentos saludables

Con la llegada de enero y estreno del nuevo año, suelen llegar también esos propósitos y mejoras que queremos implementar en nuestra vida. Mejorar el cuidado personal con más ejercicio y alimentos saludables suele ser uno de los clásicos imprescindibles dentro de estos objetivos de año nuevo.

Pero, lo cierto es que, más allá de las ideas genéricas de comer fruta y verdura y huir de los productos azucarados, no siempre es fácil poder identificar cómo se clasifican los alimentos. Y esto hace un poco más difícil optar por las alternativas nutricionalmente más saludables y beneficiosas.

 

Por eso aquí vamos a explorar las claves principales

 

La regla básica de los alimentos saludables

La recomendación de la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) es clara:

– Por un lado, priorizar el consumo de alimentos frescos

– Por otro lado,  aumentar el consumo de frutas, hortalizas, legumbres, frutos secos, productos integrales y elegir el aceite de oliva como la “grasa” principal de la dieta

 

Pero claro, la duda surge pronto… ¿Cómo distinguir entre toda la alternativa de procesados que hay en el mercado? ¿debemos evitar todos?

 

NOVA, el sistema de clasificación para los procesados

Es evidente que no todos los alimentos procesados son iguales y, por lo tanto, sus implicaciones nutricionales tampoco lo son. La clasificación NOVA -desarrollada por científicos en Brasil- clasifica los alimentos en cuatro grupos, dependiendo de su nivel de procesado y nos puede servir como punto de partida para la detección de alimentos saludables…

 

1 –  Frescos o mínimamente procesados. Es decir, alimentos no procesados de ninguna manera (ya sean vegetales como hojas, tallos, raíces, tubérculos, frutas, nueces o semillas; o también de origen animal como carne, huevos o leche). O que, simplemente, hayan sido sometidos a una transformación que no incorpora ninguna sustancia al producto, como pueden ser los procesos de lavado, escaldado, fileteado, esterilización, congelado, etc.

 

2 – Culinarios procesados. Se trata de productos extraídos o refinados a partir de otros productos, como los aceites, el azúcar o la sal.

 

3 – Alimentos procesados. Se podría considerar este grupo como la unión de los 2 anteriores, ya que es resultado de la adición de ingredientes culinarios a alimentos no procesados, con la finalidad de aumentar su conservación. Sería el caso de conservas vegetales o de legumbres, encurtidos, pescado ahumado, quesos, panes, etc.

 

4 – Ultraprocesados. La característica común de esta categoría (incluidas bebidas) es que están elaboradas a partir de otros alimentos, de forma que no se suele reconocer el alimento de origen.

 

 

Nutriscore como aliado para incluir alimentos saludables en la cesta de la compra

Traducir la clasificación anterior a un formato visible y fácilmente identificable para los usuarios no es tarea fácil. Para ello, desde hace unos años en España se aplica el sistema de etiquetado Nutriscore, cuyo objetivo es ayudar a entender mejor la información nutricional de los productos para facilitar esa decisión de adquirir la opción más saludable.

De esta manera, el sistema Nutriscore actúa como un semáforo de 5 letras y colores en el que la A verde oscuro sería la mejor valoración y la E roja, la peor.

Lo interesante de este sistema es que es que valora tanto los componentes de esos alimentos que se consideran positivos (frutas, verduras, legumbres, frutos secos, etc.), como los negativos (grasas saturadas, azúcares, sal, aditivos, etc.). De esta manera se facilita la comparación entre diferentes alternativas de una misma categoría de producto para escoger el alimento más saludable.

 

Eso sí, hay que tener en cuenta que este sistema no aplica a productos frescos como carne, pescado, frutas, verduras y legumbres que, como destacamos desde el principio, son siempre la clave fundamental para una dieta basada en alimentos saludables.

 

 


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