Nos guste o no, la moda del brunch, ese término anglosajón que aúna las virtudes del desayuno tardío con las del almuerzo informal, ha llegado para quedarse. Y es que ¿a quién no le ha pasado alguna vez en fin de semana el despertarse en esa hora que es vergonzoso desayunar pero también algo impropio comer? Quedándote, de este modo, en un limbo de dudas gastronómicas. Si bien en Reino Unido, Estados Unidos u otros países son comunes los desayunos copiosos en los que se incluyen legumbres de forma habitual, aquí no es tan común. Por eso el brunch puede ser la excusa perfecta para darte un homenaje e incluir tus alimentos favoritos en un desayuno tardío/comida temprana para campeones.
¿La clave del brunch? Variedad.
Si por algo se caracteriza el brunch es por dar cabida a un montón de bebidas, platos y variedad de ingredientes. Como cualquier desayuno que no falte un buen café o té. También se pueden incluir otras bebidas como un buen coctel, cuya base puede ser cítrica o tropical utilizando zumos recién exprimidos, champán o vino espumoso.
La fruta es fundamental y perfecta a cualquier hora del día, por eso cortada en rodajas o trocitos tiene que tener un hueco en tu brunch. Para la parte dulce puedes incluir algo de bollería, o un bizcocho o brownie casero. ¡Los más golosos van a estar encantados!
Y para completarlo por todo lo alto… ¡nada mejor que unos sabrosos huevos rancheros! Un plato sencillo pero resultón procedente de México, donde los jornaleros lo consumían como almuerzo para reponer fuerzas. Una receta con ingredientes caseros que gustará a todos, incluidos los más peques de la casa. Y si crees que aún puedes darle un toque más incluye por encima unas rodajas de aguacate, un punto de picante extra con chile jalapeño, o un poco de queso rallado.
¡Dale al play y a brunchear se ha dicho!