Pon comida de colores en tu dieta

Aunque lo de comer con los ojos parece una frase hecha, tiene más base científica y real de lo que podríamos pensar. Más allá de lo que influye la propia apariencia y atractivo visual de un plato en la generación de apetito, la importancia de incluir comida de diferentes colores en la dieta trasciende meramente lo estético para impactar directamente en lo que a salud y equilibrio nutricional se refiere.

 

¿Qué dicen los colores en la comida?

 

Color y comida están intrínsecamente relacionados…

Por un lado, porque el color no es una característica más, casual y anecdótica, de cada alimento; si no que responde a características propias en función de los componentes y nutrientes que más están presentes en él. Y, por lo tanto, en función del color podemos intuir qué beneficios nos pueden aportar.

 

Por otro lado, también nos transmiten sensaciones y asociaciones ampliamente aceptadas. Por ejemplo, al pensar en picante seguramente tu mente se ha ido hacia algún alimento rojo (¿pimiento, guindilla?); pero si hablamos de algo fresco, probablemente el verde sea el color que ha protagonizado esa relación inmediata.

 

Teniendo esta mezcla de influencia fisiológica y psicológica, veamos qué podemos esperar de los alimentos en función de su color…

 

Aportaciones de los alimentos según su color

  • Color rojo: siempre refiriéndonos a alimentos de origen vegetal, se debe a la presencia concentrada de un caroteno denominado licopeno. De intensa acción antioxidante, estos alimentos suelen destacar también por su aporte de vitamina A y vitamina C

 

  • Color amarillo y naranja: en este grupo de alimentos la vitamina C es la clara protagonista, a quien posteriormente debemos la formación de colágeno que permite que nuestra piel se mantenga regenerada y tersa. Además, aportan carotenoides y flavonoides que refuerzan esos beneficios de la vitamina C.

 

  • Color verde: este tono se debe a la riqueza de estos alimentos en clorofila, sustancia que es fuente de numerosos nutrientes esenciales. La asociación entre verde y sano no es casual, puesto que estos alimentos contribuyen aportando folatos (como ácido fólico), numerosas vitaminas y minerales.

 

  • Color blanco: aquí, por ejemplo, podríamos incluir a un nutrido grupo de legumbres. Su color se debe a la flavina, quien contribuye a tareas tan cruciales como favorecer la salud cardiovascular y controlar el colesterol

 

 

Comida y color: curiosidades

Como veíamos, el color no se queda únicamente como característica fisiológica de los alimentos: también tiene su papel destacado en cuánto a la influencia que desarrolla en un nivel psicológico. Aquí algunos ejemplos…

 

¿Sabías que el azul es un color que neutraliza e inhibe el apetito? Es bastante probable que esto se deba a que apenas existen alimentos naturales con este color (a excepción de algunos como arándanos, que se acercan hacia la tonalidad morada). Pero lo cierto es que los estudios demuestran que los comensales tienden a rechazar alimentos de ese color e, incluso, que ni siquiera suele utilizarse para la decoración en espacios -como restaurantes- donde se busca incitar a despertar el apetito.

 

El propio color de los platos en donde servimos la comida también puede influir en la cantidad que comemos o en la sensación de apetito que tenemos. Así, si ponemos huevos, coliflor y puré de patata sobre un plato blanco, hay muchas probabilidades de que comas una mayor cantidad sin darte cuenta. Esto se debe a que visualmente resulta mucho más difícil calcular la cantidad real necesaria y, por tanto, tendemos a pasarnos por exceso.

 

En cualquier caso, lo que parece claro es que es fundamental que nuestra dieta esté diseñada por comida de colores: ya que la combinación de alimentos de diferente color no solo asegura el equilibrio en los nutrientes que necesitamos, si no que también garantiza que nuestros platos sean más atractivos ¡y nos ayuden a abrir el apetito!